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Peculiar reportaje de una visita de un periodista de ABCCABO DE PALOS publicado el 8 de Junio de 1930 para cubrir las páginas de «LUGARES HUMILDES – UN PUEBLO SINGULAR», transcribimos alguna de las vivencias en este fantástico lugar, visitas a las calas y descripción de las zonas en los años 30.

Cada vez que oigo hablar del dulce clima de Niza, de su luz y de sus flores, de las bellezas de esa Costa Azul, a la que el tedio de los millonarios ha ido dando, con el tiempo, un dorado prestigio, no puedo evitar que a mis labios asome una sonrisa de lástima.

¿Qué van a encontrar allí, en efecto, los potentados de la tierra, sino hoteles suntuosos, iguales a los que dejaran en París, en Londres, en Nueva york o en Berlín; flores artificiales, obtenidas a fuerza de reacciones químicas; un mar y un cielo de cromo? La civilización no ha logrado todavía, a pesar de los éxitos de que se jacta, más que extender a la mayor parte de los seres humanos los placeres que antes eran privilegio de unos pocos. Y esto, que a primera vista le da su mayor fuerza, constituye, a la postre, su debilidad. Hoy es, no sólo posible, sino aburridamente fatal, halla en cualquier rincón del globo ese mínimo de comodidades que el hombre del siglo XX considera imprescindible: la luz eléctrica, el teléfono, el cuarto de baño, el automóvil…

Y sin embargo…

Hay todavía en el mundo; mejor aún, en España, un humilde lugar donde es posible conocer costumbres inéditas; un pueblo que realiza la diaria proeza de vivir como no viven los demás; que carece, al parecer, de todo y todo lo posee; que ofrece en cada hora, en cada segundo, un paisaje distinto, prodigioso; un clima, en invierno, es tan suave, que…

Pues este pueblo pequeñito, metido distraídamente en el mar, ignorado de los multimillonarios, es Cabo de Palos.

*      *      *

Cuando yo llegué, en diciembre, de madrugada, con el temor de no encontrar a nadie, ya me esperaba la alborozada alegría de mi buen amigo el señor Céspedes. A su abrazo efusivo correspondí con otro, no menos cordial, y, al separarnos, le observé atentamente. No había en él la menor huella de insomnio, el más pequeño rastro de la mala noche que había podido pasar. Al expresarle  mi sorpresa, me confesó, sonriendo:

  • No se extrañe. Todos los días me levanto a esta misma hora.
  • ¿A las tres de la mañana? – inquirí francamente alarmado.
  • A las tres y, a veces, antes… – respondió, con un tono tan natural, que a mí, hombre de la corte, me produjo un ligero escalofrío.

Después, cogiéndome de un brazo y guiándome hacia la playa, donde el mar aún dormía su sueño profundo, mi huésped pronunció estas palabras misteriosas:

  • Hay que acudir a la subasta.

He tenido siempre como norma de mis actos – y de ello no me he arrepentido todavía – aceptar sin una protesta cuantas sorpresas me depara el destino; pero declaro que aquella frase cabalística logró desconcertarme. Sin embargo, mientras mis pies se hundían en una arena blanca y reseca, tuve el ánimo suficiente para indagar:

  • ¿Qué subasta es esa?

Pero el gesto de asombro que sorprendí en mi camarada me reveló la inanidad de la pregunta. Reaccionó en seguida, no obstante, y, sin darle importancia, como la cosa más natural del mundo, explicó:

  • La subasta del pescado… Todos nos alimentamos de la pesca, de huevos y verduras.
  • Pero… ¿la carne?

Afirmó, con una expresión de repugnancia:

  • Aquí nadie come carne. No se conoce.

Mas, arrepentido, sin duda, de un juicio tan rotundo, aclaró confidencialmente:

  • De vez en cuando se tuerce el cuello a un pollo, a una gallina… ¡Pero nada más!

Sobre la playa, por la parte de la “barra”, hallándose congregados los habitantes del pueblo. Aguardaban con impaciencia la llegada de los pescadores.

… … …

Era un soberbio día de diciembre. Habíamos tomado café a la sombra de un cobertizo, en la orilla misma del mar. Nos despojamos de los abrigos y sentimos un bien estar dulce. Hacia las cuatro de la tarde, muy lentamente, apoyándonos uno en el otro, logramos ponernos de pie. La áspera costa, erizada de rocas y hordada de grutas, ofreciase allí, a diez metros de distancia. Pero para llegar a ella era preciso atravesar una estrecha faja arenosa.

Confiado en la tibieza del sol invernal avancé un pie, y tuve que reintegrarlo inmediatamente al cobertizo, pues me pareció sentir como un lancetazo de fuego. Miré a mi compañero, que se había quedado detrás y no observé en él el menor gesto de extrañeza. Limitóse a preguntar:

  • ¿Qué? ¿No nos vamos?
  • Sí, sí; desde luego. Pero…

Intenté exponerle lo que me sucediera, mas él ordenó, sin querer oírme:

  • ¡Sígame!

Le vi dar un salto prodigioso y caer de pie sobre la arena; maquinalmente, le seguí. Pero entonces, en una milésima de segundo me di cuenta de la alucinante elasticidad de aquellos diez metros. Súbitamente se alargaron ante mí como la tórrida lejanía del desierto. Me zumbaban los oídos, y sólo percibía, sorda y opaca, la voz de mi camarada, alentándome:

  • ¡Animo! ¡Un esfuerzo más! ¡No desmaye!

Su figura estaba envuelta en rojas llamaradas, y cuando se inclinó hacia mí para echarme sobre sus hombros, me pareció que era el propio Pedro Botero, conduciéndome a sus famosas calderas.

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Fantástico recorte publicitario de SOCIEDAD DE TIRO DE PICHÓN DE LA MANGA publicada el 8 de Junio de 1973 en la que las cifras en premios eran realmente impresionantes:

SOCIEDAD DE TIRO DE PICHÓN DE LA MANGA – Tiradas Nacionales Federativas (Puntubales para el Campeonato de España) – 4.050.000 pesetas en premios fijos, valiosas copas y trofeos en oro – Tiradas fuera de Abono (los días 8, 9 y 17 de junio) Abono (del 10 al 16 de junio) / AVISO – La Sociedad saluda a todos los participantes y acompañantes que acudan a estas tiradas, les ofrece sus instalaciones y les desea una feliz estancia. LA DIRECTIVA.

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vuele por IBERIA a LA MANGA a 1 hora 15 minutos de su casa con el servicio diario regular – Al borde del Mar Menor, la piscina natural de agua salada más grande del mundo. Un paraíso hecho realidad donde usted puede pasar SIEMPRE sus vacaciones. El deportista encontrará en la Manga inmejorables instalaciones, además de todos los servicios que ofrecen sus dos magníficos Hoteles: El Hotel Entremares y el Hotel Galúa. Motonaútica, Piscina, Saunas, Tenis, Peluquería, Vela, Esquí, Bolos, Bolera, Equitación y … siempre SOL.

Veranee este invierno en LA MANGA «Un paraíso entre dos Mares»

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Interesante página publicitaria del DIARIO LINEA en un especial SEMANA SANTA – 1979 – CARTAGENA donde podemos ver al desaparecido HOTEL DOBLE MAR CASINO con un título SU PARAÍSO DE 4 ESTRELLAS.

El HOTEL DOBLEMAR CASINO está situado en LA MANGA. Un paraíso abierto de mar a mar; vida, descanso y diversión de sol a sol. Cuatro estrellas de confort y apasionante variedad de emociones. El HOTEL DOBLEMAR CASINO dispone de 493 HABITACIONES, totalmente climatizadas, con baño completo y una vista panorámica que empieza en el MEDITERRÁNEO y termina en el MAR MENOR. Cafeterías, grandes salones, discotecas, piscinas, galerías comerciales y todos los etcéteras que exige el mejor servicio hecho amabilidad y buen gusto. En un paraje incomparable, encontrará el marco ideal para practicar su deporte favorito, vela, ski náutico, pesca, tenis, hípica, golf y todos los servicios del PUERTO DEPORTIVO TOMÁS MAESTRE con capacidad para 1.300 embarcaciones. Venga al HOTEL DOBLEMAR CASINO, su paraíso de cuatro estrellas. Abierto todo el año.

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Referente a la publicidad que se daba a la urbanización de La Manga, nos llama la atención la forma de explicar al futuro turista o propietario que este lugar disponía de todos los servicios y comodidades pero sobre todo DIVERSIÓN; transcribimos un extracto de cómo se podía divertir uno en La Manga en 1971:

La manga cuenta, para el esparcimiento de sus habitantes, con un magnifico cine de verano, un original tablao flamenco, varias salas de fiestas al aire libre y cerradas, numerosos restaurantes típicos y de lujo, whiskys a gogó, cafeterías, dos espléndidos clubs náuticos, piscinas, un club de tiro de pichón de tres canchas y dos suntuosos hoteles con sus correspondientes instalaciones deportivas y recreativas, boleras, canchas de tenis, centro de alquiler de caballos, etc., y en un futuro muy próximo, en sus cercanías, habrá el mayor campo de golf de Europa.

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Fotografía de la entrada a “La Pandereta” situada en los bajos del Hotel Entremares en los 70


Interesante panfleto publicitario de una GRAN FIESTA TAURINA que tendría lugar en Abril de 1973 junto a otros eventos en la Hacienda Dos Mares. Como podemos además de el evento taurino en la desaparecida plaza de toros «LA PAQUIRA» se publicitaban otros lugares de ocio como la Hípica con una escuela de equitación o alquiler de caballos; la cafetería El Chiringuito o Mesón La Paquira situada en la zona deportiva a los pies de Monte Blanco. También en la Plaza Bohemia podíamos encontrar CONCORD para alquiler de cualquier tipo de vehículo.

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El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en 1969 lanzó en su revista ARQUITECTURA “HOTELES DE ESPAÑA” un extenso reportaje sobre La Manga con extractos de planos tanto de la urbanización como de viviendas, establecimientos hoteleros y unas fantásticas fotografías verticales nunca vistas. Se seleccionaron algunos conjuntos de construcciones para exaltar en este reportaje, en concreto el Conjunto Hexagonal de Antonio Bonet (fotografías de detalle y conjunto, planos de viviendas tipo y conjunto); Apartamentos Escalonados de Antonio Bonet, estos apartamentos se situarían en “la ladera de una Colina” refiriéndose a Monte Blanco (infografías 3D hechas a mano, planos de viviendas, secciones y maquetas); Club Náutico “2 Mares” de Antonio Bonet (fantásticas fotografías interiores y generales, planos y detalle de sus enormes “paraguas de hormigón”); por último el Hotel Galúa de José A. Corrales y Ramón Vázquez Molezún (elaboradísimos planos de ese gigante ubicado en Punta de la Raja, fotografías de detalles constructivos y acabados).

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Desconocido extracto publicitario del interior del «Diario de la Región de Murcia – LÍNEA» de 1978 en el que se podemos ver una vista general de la Urbanización Hacienda 2 Mares con todos los servicios y actividades para el disfrute de este lugar. Además se promociona el complejo SOLING I en primera línea de playa  y la zona comercial ALISIOS.

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Interesante extracto publicitario de la promoción de villas llamada «Los Cubanitos» orientada a un turismo francés en la que se vendía villas de 70 m2 de superficie útil, cocina, baños, garaje, jardín, etc. por 53.625 Frs que al cambio de hoy vendrían a ser unos 5.000 euros.

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PLAYA PARK – 1992, situado en La Manga a orillas del Mar Menor y junto las Urbanizaciones Tesy II y Nuevo Puerto Bello, un parque de atracciones que ofrecía un sin fin de actividades tanto lúdicas como deportivas para todas las edades. Todo el mundo ha visto alguna vez al característico Pitufo ubicado en la Gran Vía que durante años ha indicando la dirección de entrada a este lugar.

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Curioso artículo de «LA COSTA» del 20 de Julio de 1983 en el que por medio de una canción se iba a publicitar La Manga.

«ACONTECIMIENTO MUSICAL PARA LA MANGA DEL MAR MENOR

ANIBAL PRESENTÓ SU MANGA-SALSA

De gran acontecimiento musical puede calificarse el celebrado la noche del pasado sábado en las terrazas del restaurante <<Italia>>, sobre la espléndida panorámica de la Cala del Pino, en La Manga del Mar Menor. Fue una cena-fiesta cuyo momento estelar a cargo de Agustín Campillo, <<Aníbal>>, cuando con su voz melodiosa, varonil y cargada de ecos nostálgicos interpretó <<Manga-salsa>>. Estuvo acompañado por el magistral coro que integran las bellísimas Isabel Jiménez y María José Olivares. El concertista Paco Castellón arrancaba los mejores sones de su guitarra, mientras Aníbal esparcía en la noche las estrofas del exquisito poema de Lionello Grifo: La Manga es como una mariposa que ha posado sobre dos mares. La Manga se adornece sobre el Mar Menor. Apuntaba la madrugada cuando la farándula musical se desplazaba a la terraza del Bar Menor. Entonces comenzó a caracolear sobre las estrellas la voz dulce, perfecta, increíblemente timbrada de Mercedes. La fiesta del buen sonido continuaba bajo la batuta de Aníbal, mientras alguien machaconamente, insistía: <<Repitela, Murphy>>…

ENCARGADOS DIEZ MIL DISCOS DE LA NUEVA CANCIÓN

Lionello Grifo, el italiano autor de la letra de <<Manga-salsa>>, inspirada en los atractivos turísticos de la zona y con el fin de promocionar los mismos, encargará la edición de diez mil discos. El autor, por otra parte, pretende que a través del CIT de La Manga se encargue otra nueva edición para que la difusión sea mucho mayor. Se trata de inundar el mercado musical para propagar las muchas virtudes de este lugar, no conocido como debiera

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Portada de un fascículo de “ESPAÑA ES DIFERENTE” y titulado “LA MANGA ES ÚNICA” publicado el 14 de diciembre de 1972 donde un enviado especial nos describe perfectamente cómo era ese PARAÍSO:

«ME DIJE UN DÍA…

… Voy a escribir de la Manga del Mar Menor. Efectivamente, sin pensarlo más puse proa en mi <<yate>> terrestre hacia los mares del sureste… Me instalé a conciencia en un apartamento de altura para así dominar desde la propia terraza el paisaje más espectacular que jamás había contemplado. El ya popularizado slogan que refleja de manera justa estos lugares -<<Un Paraíso entre dos Mares>>- vino a mi imaginación al quedar extasiado de la belleza paradisiaca que contemplaba y vivía en una noche de luna llena…

Me acordaba en aquellos instantes del agobiante Madrid y del presuroro vivir cotidiano en la capital de España, en contraste con aquella paz y aquel aire puro que respiraba ante el grandioso espejo del Mar Menor, iluminado por la clara luz de nuestro satélite. Las palmeras erguidas e inmóviles; las grandes torres esparcidas a lo largo de La Manga; la serpenteante pista que atraviesa este fabuloso complejo náutico, con miles de puntos de luz como centinelas que acompañan rinden honores a los visitantes, y a lo lejos, transatlánticos y barcos de pesca sureando el  Mediterráneo, orientados por el potente faro de Cabo de Palos. Paz, tranquilidad, relax… ¡Esto era vivir, amigos! Nuestro organismo gozaba, inyectándose de lo que carecía. Regresé a mi hogar como si hubiera estado en un sanatorio, atendido por los mejores médicos del mundo. No es extraño: había pasado unos días en La Manga del Mar Menor.

Si las noches son inolvidables, los días tienen algo que no encontraremos en el resto del litoral español. Dos playas, con veintiocho kilómetros cada una, de arenas doradas y finísimas; con dos temperaturas, y con tan escasa profundidad, que hay que avanzar en ellas muchas decenas de metros para que las cristalinas aguas cubran el cuerpo. Si no queremos <<trajín>> podremos pasar las jornadas tranquilos; si queremos <<bulla>> también la hay en sus numerosos clubs, bailes y demás atractivos. ¿Van a ser los extranjeros los que nos digan a nosotros que la Manga es el no va más en belleza paisajística y en atracción para pasar jornadas fantásticas? Gocemos nosotros también lo que tenemos en esta prodigiosa España«

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